La idea de escalar el Monte Vinson, nació en mis inicios como andinista y se consolidó con el Proyecto SEVEN SUMMITS, que consiste en escalar la montaña mas alta de cada continente. Esta idea nació hace algunos años, pero la inicié en Noviembre del 2004. Las montañas a escalar son:
Como parte de preparación para el Monte Vinson se planificó subir el, Aconcagua, McKinley (Denali) Cho Oyu Mt. Everest, la montaña más alta del mundo en los Himalayas, montaña que subí satisfactoriamente, convirtiéndome en el primer escalador de todo el continente en subir solo y sin Oxígeno.
Como parte del reto de subir la montaña más alta de cada continente, me planteé el desafió de cumplir este objetivo en un tiempo mínimo, ya que de esa manera, esto realmente se convertiría en un gran logro de montañismo a nivel internacional. Asumir este reto también me iba a obligar a elevar al máximo mis capacidades físicas, mis capacidades organizativas y de ejecutor más que todo para cubrir la cumbre financiera.
Objetivo general
Poner en alto el nombre de nuestro País, mediante el asenso a las 7 cimas más altas de cada continente en solitario en record de tiempo para de esta manera elevar y promover el entusiasmo, positivismo y la fe de los ecuatorianos, aportando con un cambio al actual deterioro de los valores y principios de nuestra sociedad
Objetivos específicos
Fomentar y motivar esta actividad sana que entre otras permite la evolución de la persona y el enriquecimiento del espíritu y del alma, así como el respeto y amor a la naturaleza. Fortalecer mi fuerza de voluntad y carácter, ennoblecer mi cuerpo y espíritu, enrumbar mis principios y valores e identificarme con mis propias convicciones y paradigmas.
Después de haber pasado por un largo período de entrenamiento, de preparación de la expedición, tanto en lo logístico como en lo económico, estaba ya listo para iniciar el periplo que se iba a constituir, en mi viaje más espectacular, me dirigía hacia el corazón de la antártica, el sitio más alejado del planeta, para encarar a la montaña más fría del mundo, de esta manera inicia mi viaje hacia Punta Arenas – Chile, el último pueblo al final de Sudamérica.
El acercamiento
Una vez en Punta Arenas, después de ultimar detalles sobre la expedición, no tuve más que esperar que las condiciones se den para poder volar hacia Patriots Hills, un campamento que da soporte logístico a la mayoría de expediciones de diferente índole: científicas, glaciológicas, explorativas, deportivas, montañeras, entre otras. La expedición a la que yo pertenecía era de orden: “extremo ascencionismo “. Desde éste campamento tenía que esperar tomar un vuelo bastante especial hacia el campo base de la montaña, ubicado a 300Km de distancia. De igual manera había que esperar que haya buen clima para poder despegar y aterrizar en las difíciles condiciones climáticas de los glaciares del polo sur. Una vez que el clima permitió, inició el desplazamiento hacia al campo base del Mt. Vinson.
Para poder llevar acabo esta expedición se necesita una gran cantidad de alimentos especiales, equipo técnico y térmico para las condiciones más adversas del planeta, así como combustible para derretir nieve para la alimentación y lo más importante la hidratación para una adecuada aclimatación en ese ambiente tan seco, totalmente carente de humedad.
Entonces para transportar todo éste material, es necesario usar los famosos trineos, que facilitan el llevar todo éste peso, pero también es un súper gran esfuerzo, el halar todo esto por las empinadas laderas de la montaña.
Hacia el campo uno
Este es uno de los trayectos más duros, en cuanto al esfuerzo, el halar el pesado trineo rompe espaldas cuesta arriba demanda del mayor esfuerzo posible y es un gran reto inclusive para las piernas mejor entrenadas. Además que también hay que sortear las mortales grietas, algunas de ellas muy escondidas. Este trayecto exige al máximo toda la fuerza y al mismo tiempo eleva al máximo todas las habilidades de navegación en glaciar agrietado irregular.
Después de haber batallado como ocho horas, completamente exhausto me encontraba ya en el Campo uno, donde iniciaba otro trabajo, el preparar el sitio para la carpa y la protección de una pared de hielo, trabajo que lo pude hacer en conjunto con otros expedicionarios para disminuir el esfuerzo de levantar una pared de hielo, construida con bloques de hielo cortados con mis propias manos.
Hacia el campamento de altura
Después de un par de días de descanso, inicia ya el porteo hacia el campamento de altura, donde realicé mi primer deposito, aclimaté mi cuerpo a la altura y más que todo aclimaté mi cuerpo a trabajar en los fríos extremos que se hacen más intensos a medida que se gana altura. En este trayecto, sentí el mayor frío que hasta ese momento había sentido en mi vida. La ruta es una escarpada rampa de hielo 1000m de altura que en algunas partes alcanzaba los 60 grados de inclinación, exigía al limite el trabajo y el cuidado, ya que cualquier descuido, era fatal y más llevando en las espaldas algo parecido a 30 Kilos, después de haber superado la rampa, llegue al campo de altura, realicé el depósito, un pequeño descanso, e inmediatamente el descenso al campo uno. Después de un par de días de descanso, recuperar energía, inicié ya el ascenso al campo de altura, para preparar el ataque final a la cumbre.
Encarando la cumbre más gélida del planeta
Desde el momento en que puse los pies sobre la antártica, pude ya sentir el frío intenso en el que iba a trabajar, pero ahora ya en el campamento de altura a 22 grados bajo cero dentro de la carpa, realmente pensaba en lo demandante que iba a ser el ataque, aparte del esfuerzo físico extremo al que me iba a someter, también tenía que encarar las condiciones climáticas más adversas del planeta, con fríos inferiores a los cuarenta grados bajo cero. El ataque lo inicié apenas el sol estaba de mi lado, esto quería decir las 11h00 de la mañana – hay que destacar que en estas latitudes, el sol nunca se oculta y los ascensos más bien se realizan cuando el clima lo permite – la primera parte consiste en una larga travesía por un empinado glaciar, para luego encaramarme por una súper inclinada rampa, estaba ya bastante agotado, y el esfuerzo aquí exigía al máximo, al mismo tiempo que el frío aumentaba mientras ganaba altura y algo que conocí por primera vez en mi vida, hubo una parte de la rampa que tenía absolutamente solo hielo, era un hielo azul duro como metal, a veces me daba la impresión de que no entraba nada de las puntas de hierro de mis crampones en ese espejo azul duro como acero, era súper empinado y tenía que hacer un súper esfuerzo para doblar mis pies y hacer que claven todas las puntas del crampón, de lo contrario un pequeño error hubiera sido fatal, ya que nada me hubiera podido parar en ese rampa lisa más resbalosa que aceite. Después de haber superado esta parte que tuvo mis nervios al máximo y demando toda la energía, estaba en la última parte de la rampa que se hacía cada vez más empinada, demando al máximo de mi esfuerzo el poderla superar. Súper cansado y congelado, logré llevar a la arista cimera que me conduciría hasta la culminación de mis sueños, el frío no me permitía descansos muy largos que me pedía mi cuerpo, ya que se congelaba en pocos minutos, así muy extenuado seguía por la esta arista que tenía dos caídas aéreas súper expuestas de más de quinientos metros a cada lado, así seguía paso a paso, poco a poco mientras veía como cada vez estaba más cerca de la cota más alta del polo sur. El frío era penetrante, la excitación por el momento que se acercaba hacía que me olvide, me faltaban ya pocos metros, estaba completamente exhausto y congelado, mi cuerpo se empezó a estremecer estaba desollando la cumbre de la montaña más fría del mundo, se me humedecieron los ojos y me brotaron las lágrimas de la emoción, era un momento glorioso en mi vida, se me estremecía el cuerpo cuando meditaba sobre sitio donde me encontraba, el punto más alejado y frío del planeta, el corazón de la nada, el polo sur, agradecía a la vida y a la montaña por este maravilloso momento, me lleno de un gran orgullo el sacar la bandera del Ecuador y ondearla. Alcancé a hacer una llamada satelital muy corta a mi madre, para contarle con lágrimas sobre el maravilloso momento por el que estaba pasando. Pero la mala señal y la congelación de la batería no me permitieron hablar mucho. Después de ese momento de sobresalto, medité, filosofé por unos instantes, alcancé a hacer las fotos y videos que me permitieron mis baterías e inmediatamente comencé el descenso, era la parte más delicada, la mayoría de accidentes sucede en el descenso y no dejaba de rondar en mi mente la rampa de hielo dura como acero por la que tenía que desescalar. Con el mayor de los cuidados desescalé la rampa y me dirigí hacia el campo avanzado, exhausto pero súper contento, Ahora si, realmente sentí que había subido a la montaña, muy humildemente y con mucho respeto agradecí al monte más frío del mundo por haberme permitido esos fantásticos momentos, y una vez ya en el campamento resguardado del frío, pudo mi golpeado y congelado cuerpo finalmente descansar.
El Retorno
El siguiente día nos informaron que teníamos que salir lo más pronto posible de la montaña, ya que se venía un atormenta, de manera que tuvimos que salir muy temprano en la mañana, y lo que normalmente se lo hace en tres días nosotros tuvimos que hacerlo en uno, un descenso directo al campo base, donde inmediatamente desarmamos el campamento y nos transportaron hacia Patriots Hills, Allí luego de un descanso y que las condiciones se presten, regrese hacia el continente, una vez ya en Punta Arenas, una merecida celebración con todos los miembros de la expedición, para luego tomar el vuelo de regreso hacia mi siempre anhelado Ecuador.