ASCENSO AL MT. KOSCIUZKO
PUNTO MÁS ALTO DE OCEANIA
Luego de un espectacular retorno a Tokio desde Tanzania, a través de Kenia y de la India, inmediatamente comenzaba el viaje hacia mi siguiente reto el Mt. Kosziusco, conocido como la cota más alta de Oceanía. Siempre quise conocer Australia, sabía que era un país con extensa y variada naturaleza, así como con una interesante geografía, lo había leído desde niño. Luego del arribo a Sydney con una pequeña pausa en Seúl, procedí a darme un merecido descanso, había realizado el mayor periplo de mi vida, había viajado por tres largos días desde Tanzania a Tokio e inmediatamente a Sydney, la mayor parte del tiempo sentado en un avión. Al siguiente día me dirigí hacia un pequeño pueblo llamado Thredo Village, ubicado al sur de Sydney, pero primero tuve que ir a Canberra para el siguiente Transfer. En el viaje pude inmediatamente sentir el ambiente de orden que hay en Australia, carreteras perfectas, pulcritud y belleza estética en todo lado, hermosos parajes, realmente muy lindo, era como un sueño realmente. Finalmente llegue al sitio donde iniciaría el ascenso. Thredo me recibió con un fuerte aguacero y yo ya podía imaginarme como debía estar la situación allá arriba en la montaña, me abastecí de información acerca del clima y realmente no era nada prometedor. El pequeño chair lift, uno como teleférico pero solo para sentarse, que llevaba hasta un punto donde inicio del ascenso, algo parecido a lo que tenemos en el Pichincha, había sido paralizado varias veces en los días posteriores debido a los fuertes vientos que reinaban. Yo esperé hasta el siguiente día para decidir si hacía el ascenso o no. Realmente el ascenso no presenta ninguna dificultad y la ruta es un camino muy bueno, que lleva directo hasta la cumbre, pero en esta ocasión, para mi la situación se tornaba complicada, ya que nevaba constantemente, no había ni un alma en la montaña y yo no conocía la ruta, que se encontraba sepultada un metro bajo la nieve. La mañana siguiente era lugubre y la montaña estaba dentro de una nube negra, no iba a trabajar el Chair Lift, y mis esperanzas de subir ese día disminuían a medida que pasaba el día, una de mis mayores preocupaciones era el regreso a Canberra, ya que solo habían 2 buses por semana y yo prácticamente ya había perdido el bus que tenía que tomarlo en la tarde. El siguiente bus salía en tres días y era el único medio de regresar a Canberra y más que todo, yo no avanzaba a regresar a Sydney para tomar mi vuelo de regreso. Por muchas horas la idea de abandonar la ascensión se apoderaba de mi y más porque las predicciones de clima aseguraban mal clima para el resto de la semana y mi ticket aéreo había sido de los que no se puede cambiar la fecha, era tomar el vuelo o perderlo, era grande la encrucijada en la que me encontraba y la desmotivación se apoderaba de mi con facilidad. Rogaba que se abriera una pequeña ventana, sabía que podía ascender en cuestión de un par de horas, yo estaba dispuesto a correr hasta la cumbre si era del caso. En todo caso en ese momento, no podía hacer nada más que esperar, cuando al medio día el clima cambió y pude por primera vez divisar las faldas de la montaña, e inmediatamente el Chair Lift empezó a funcionar, el entusiasmo se apodero de mi e inmediatamente decidí alistarme. Esto no duró mucho, porque apenas llegue al Chair Lift, ya lo habían apagado, por que los vientos eran demasiado fuertes arriba. De nuevo la incertidumbre y la frustración me inundaban, Pero ya estaba yo ahí, listo para el ascenso, así que decidí subir al menos hasta donde llega el Chair Lift para ver que pasa. Cuando llegué arriba, hacía bastante viento, yo había estado en situaciones mucho peores, así que decidí aventurarme, estaba completamente solo y no se divisaba la ruta, todo era blanco, pero yo tenía una idea geográfica de la ruta y el relieve ya que la había estudiado en mapas. Sin ninguna visibilidad, con una especie de sexto sentido y con la experiencia que me ha quedado de mi trabajo como guía, en el que la mayoría de veces he tenido que intuir por donde debe ir la ruta, pude llegar hasta la parte, donde suponía debía ser el pequeño valle que me llevaría directo a la cumbre, aparte encontré una señal que decía simplemente Mt. Kosziusco, me tranquilizo un poco, porque al menos sabía que sí estaba en la montaña que quería escalar.
Después de subir en la dirección en la que debía estar la cumbre llegué a una cima donde había una piedra (hito) de las que se usa como punto Geodésico, donde decía Kosciusko, pero nada más, no estaba seguro de que era la cumbre o no. La visibilidad era cero y si no era por la brújula hubiera estado perdido en un espacio blanco donde de no ser por la gravedad, hubiera perdido hasta el sentido de donde es arriba y abajo. Por instantes se despejo un poco y pude divisar lo que podía ser parte de un camino cubierto de nieve, que intente seguirle, pero se perdió en la nieve en cuestión de metros, mis cálculos me decían que debía estar en la cumbre, pero de todos modos rodeé 300 metros a la redonda y todo estaba más bajo. Estaba decididamente en la cumbre. Luego esto fue confirmado cuando pude divisar por unos instantes que se despejo y pude ver por primera vez la forma del relieve de la montaña, inmediatamente empecé el descenso y poco a poco fue despejándose la montaña.
Estaba muy contento de haber oído a mi subconsciente, y me encontraba ya de regreso en Thredo. Ahora venía el otro reto. Llegar a Sydney a coger el vuelo de regreso. Había ya perdido el bus, entonces al siguiente día me toco salir a la calle a esperar que alguien tuviera que hacer alguna diligencia en Canberra y tuviera el alma caritativa de llevarme, problema que fue solucionado después de tres horas de espera y en la tarde estaba ya en Sydney, con tiempo para hacer un poco de turismo ir al Teatro de la Opera y regresar a Tokio.